Los autores hablan de cómo el mundo de Disney enmascara una ideología, una clase y una forma de vida en forma de unas historias que rozan lo propagandístico y utilizan el poder de la persuasión (en términos psicológicos más que sociológicos).
- Los medios de comunicación de masas como instrumento legitimador de la cultura y de las ideologías dominantes. Quienes poseen los medios de comunicación imponen el sentido de los mensajes que emiten y sirven de base para que las personas elaboren su manera de actuar y de observar la realidad.
Esto no solo implica una aceptación de prácticamente todo lo que los medios de comunicación difunden, sino que perpetúan las estructuras, las pautas culturales establecidas.
La tercera fase del análisis del efecto de los medios de comunicación, que comenzó en los años 70 y se mantuvo hasta la aparición de los primeros ordenadores, demuestra por qué, en términos generales, las películas de Disney han tenido un influjo tan grande: con la aparición del cine y posteriormente la televisión, los sociólogos apuntan el hecho de que las relaciones "face to face" se vieron modificadas por las relaciones mediadas, transgrediendo costumbres de diálogo y marcando las conversaciones con lo que los medios audiovisuales establecen. Y esto es especialmente preocupante en el caso de los niños, ya que la televisión y el cine ocupan un papel vicario de los propios educadores y da a los niños el sistema de creencias de los productos culturales que aparecen en los medios.

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- La idea burguesa del trabajo intelectual como no productivo se ve desmontada, ya que, según los autores, muestra un universo de connotaciones que desencadena y que se instala en un nivel superior de significación ocupando el lugar fundamental en la comprensión del mensaje. Esta idea, que aparece en el prólogo de Para leer al Pato Donald, incide en que todo está sujeto a la ideología, que nada escapa a ella ni a a la lucha de clases.
- Además, los autores explican cómo la cultura sirve de mecanismo de colonización "silenciosa" y eficaz, ya que ni es tan invasiva como los ejércitos ni tan controvertida como la económica, pero crea patrones culturales y exporta modos de vida. El imperialismo cultural afectó y afecta de manera especialmente notable a los países suramericanos, que han aprehendido muchos de los modelos socio-culturales estadounidenses.
"Sobre todo los de la primera época (los largometrajes de Disney) han desempeñado un papel crucial en el proceso de suplantación de la cultura popular por la cultura de masas, al contribuir de forma decisiva a banalizar, edulcorar y resemantizar (es decir, ideologizar) los grandes cuentos maravillosos tradicionales y los clásicos de la literatura infantil (...). FRABETTI, Carlo. "El cine como instrumento de colonización cultural: Disney, el western y el musical"
- Disney se autodefine como una factoría de productos inocentes y puros que ayudan a los niños a imaginar y a crecer en un mundo sin violencia y sin malos sentimientos, pero el bombardeo subliminal de representaciones sociales y culturales construye la mente de los niños que, además, no tienen una visión crítica ni una institución de refuerzo que les ayude a desmontar lo que les viene dado.

- Mattelard y Dorfman llaman la atención acerca de la debilidad de las relaciones emocionales entre los personajes de las historias de Disney, en las que los vínculos familiares son difusos, la figura de las madres inexistentes o poco relevantes, y las familias tradicionales que se muestran dentro de una clase dominante son la tónica en los sucesivos largometrajes. Las relaciones biológicas o emocionales se sustituyen por las económicas, particularmente por las capitalistas.
En este sentido, Para leer al Pato Donald habla de la configuración de los personajes no en base a sus relaciones sociales, sino a procesos psicológicos, conductas abstractas que se interrelacionan y no funciones concretas de un ordenamiento social.
Y esto es especialmente relevante en cuanto los principales consumidores de los productos de Disney son los niños.
- Los niños, en las películas de Disney, se representan como adultos, con roles de adulto y pensamientos, deseos y actitudes de adultos, por lo que la asimilación de los comportamientos y los caracteres resulta mucho más fácil al público infantil en cuanto los ve como iguales (lo cual recuerda a "El señor de las moscas", de William Golding, a las posibles consecuencias de no instruir a los niños en unos valores sólo a imagen y semejanza de los adultos).

Disney es un producto global, de masas, asociado al capitalismo. El mérito de los autores fue adelantarse al concepto de globalización pese a que no todas las tesis que proponen tendrían respaldo hoy día porque se aprecia una cierta "evolución" de las producciones de Disney tras un inmovilismo de 40 años. Citando a Toqueville, se comprueba la "tendencia de la gente a aceptar lo que es público, lo que está publicado, en lugar de pensar", por lo que los productos culturales, sobre todo el cine y la televisión, que son de asimilación pasiva atrofian la actividad crítica y reflexiva.

En resumen: en la producción Disney se muestran valores como la exaltación del capitalismo (todo es perfecto, no hay problemas), occidentalización (los valores occidentales son los correctos), falsa moral (el fin último es la familia y el trabajo ha de ser perfecto), sexista, potenciación de la propiedad privada incluso a nivel de sentimientos, resignación social, maniqueísmo de las relaciones sociales presentando grupos claramente dicotómicos “los buenos” y “los malos”, inmovilidad del estatus social, sometimiento jerárquico, sentimentalismo fácil, y manipulación psicológica y antropológica. A su vez el papel de la mujer es mínimo. Ésta aparece de un modo muy tradicional, en el cual siempre busca a su príncipe que la salva y trabaja en casa para cuidar de los niños, no muestra casi inteligencia.
Aparte del libro de Dorfman y Mattelard, son interesantes las obras:
GREENFIELD, P.M (1985): "El niño y los medios de comunicación".
HODGE, B; TRIPP, D. (1988): "Los niños y la televisión".
MATTELARD, Armand y Michèle: "Los medios de Comunicación en tiempos de crisis".
CABERO ALMENARA, Julio: "Educación en Valores y Cine".
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“¡Todo es cultura! Uno de los méritos de los Cultural Studies consistió en recordar el peso de dicha dimensión en los años sesenta, periodo durante el cual el “todo es política” servía de guía rudimentaria para orientarse en las ideologías del cambio social (...) Los actores que se interesan ahora por las dimensiones culturales son tan distintos que el aspecto de resistencia frente a un orden social determinado ha sido relegado a un nivel subalterno. Se impuso, poco a poco, una noción de cultura instrumental y funcional, ante la necesidad de regulación social del nuevo orden mundial, bajo el peso de los nuevos imperativos de gestión simbólica de los ciudadanos y consumidores por los Estados y las grandes unidades económicas. Esta permanente interpretación entre significados hace que sea profundamente ambiguo cualquier enfoque de la o las culturas. (...) Su radicalismo de principio (el de los Cultural Studies) –que, a veces, coquetea con un radicalismo elegante- no impide su utilización por publicitarios, empresarios o administraciones en busca de herramientas de dominación social que les sirvan para la conquista de nuevos mercados y públicos o la puesta en práctica eficaz de políticas públicas y mecanismos de control social.
Merece la pena tomarse en serio la imagen del cultural turn propuesta por CHANEY, ya que se trata de algo más que una propuesta de moda efímera. Implica que las ciencias sociales en una confrontación con la cultura que les concierne a todas, reivindican como asunto principal su dimensión crítica, no se limitan a pujar en subasta sobre sus objetos y los discursos en boga, sino que contribuyen efectivamente a poner a disposición de los agente sociales, comenzando por los que están en desventaja en las relaciones de fuerza, herramientas para entender el mundo social, e incluso herramientas para cambiarlo, en vez de utilizarlo como objeto de glosas. Para luchar contra el peligro del cultural engineering, se necesitan un remozamiento de la reflexión crítica y nuevas articulaciones disciplinarias, con el fin de volver al momento crítico, a la capacidad abrasiva, incluso si semejante “giro” no garantiza las candilejas de las teorías in.
'Con la búsqueda de conexiones con la ciencia política y con la sociología de la educación y de la familia se podrían abrir perspectivas renovadas, ampliadas hasta tomar en cuenta los procesos de poder y hacia una reflexión sobre las modalidades contemporáneas de socialización, en unas condiciones de crisis de la institución escolar y de recomposición de las estructuras familiares'. GREGORY, Derek. Geographical Imaginations, Londres, Blackwell, 1993".
MATTELARD, Armand y NEVEU, Erik: "Historias de los Cultural Studies".
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