lunes, 24 de mayo de 2010

Los entresijos de los largometrajes de Disney

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¿Quién era Walt Disney?
Biografía e historia de The Walt Disney Company

Walt Disney nació en Chicago en 1901 en una familia de inmigrantes irlandeses, según la versión oficial, aunque existe la leyenda de que pudiera haber nacido en Almería y haber llegado a Estados Unidos cuando su madre decidió emigrar.

Desde muy joven, junto con su hermano Roy, Walt Disney estuvo interesado por la animación, compaginando la creación de personajes y franquicias que no tuvieron mucho éxito. En 1928, sin embargo, se estrena el primer corto mudo de Mickey Mouse, icono de la empresa. Desde entonces, la compañía creció hasta lograr una facturación anual de más de 30.000 millones de dólares y convertirse en uno de los principales referentes de la cultura e identidad estadounidense.




Disney, conglomerado empresarial
Organigrama The Walt Disney Company

La compañía Disney está valorada en más de 90.000 millones de dólares y sólo en el año 2006, tras la compra de los estudios Pixar de animación, anunciaba unas ganancias netas de 698 millones de dólares. Su presidente ejecutivo es Robert Iger, sucesor de Michael Eisner, quien detentó este cargo durante 21 años.

Esta gran corporación incluye empresas que van desde la televisión y la radio (Disney Channel -también en la TDT española-, Toon Disney, ESPN, ABC Television Network, Buena Vista Television, Radio Disney, ABC Radio, ESPN Radio), la producción y la distribución audiovisual (Walt Disney Pictures, Miramax Films, Touchstone Pictures, Buena Vista Home Entertainment, PIXAR), compañías de música, editoriales, parques temáticos y de atracciones, servicios de internet, tiendas Disney, juguetes y juegos, producciones multimedia, líneas de cruceros de lujo y programas de vacaciones, un equipo de hockey, centros deportivos y una ciudad en Florida llamada Celebration con un estricto proceso de admisión y selección en el que solo se permiten familias tradicionales, de raza blanca y de clase media alta.

Las producciones Disney, ya varios años antes pero especialmente a partir de los años 70 y tras la muerte de Walt Disney, comienzan a reflejar ideales cada vez más conservadores y se comienza a construir una nueva imagen de inocencia y diversión más dirigida al público infantil aunque sin olvidar al adulto. Las películas Disney con sus personajas dulcificados nos cuentan historias de buenos y malos, de lo moralmente correcto y de lo inapropiado, transmitiendo unos valores acordes con visiones del mundo claramente conservadoras.

Una aproximación a los estándares de las películas Disney

Los valores en las producciones Disney
La imagen de inocencia y defensa de la moral que nos vende Disney dificulta un análisis crítico, pero podemos encontrar en estas historias "estereotipos que refuerzan valores sexistas, racistas y clasistas. Los estereotipos sirven para simplificar el mundo, facilitar la comunicación y clasificar a la gente" (DIGÓN, Patricia: "El caduco mundo de Disney: propuesta de análisis crítico en la escuela").

Los productos Disney buscan no sólo entretener sino también educar en determinados valores, determinadas formas de ver el mundo y de entender la historia. La cultura Disney define a los ciudadanos principalmente como consumidores y espectadores que asumen valores conservadores y no cuestionan el orden social.

Todas terminan bien, con una boda (Blancanieves, La Cenicienta, La Bella Durmiente, La Sirenita, La Bella y la Bestia, Aladdin). Menos en la última, son las mujeres las protagonistas de la historia y no alcanzan su fin hasta encontrar, como veremos más tarde en la construcción de los imaginarios, al príncipe. En otras películas, el final feliz lo pone el reencuentro con la familia (Bambi, Dumbo), y en otras, la consecución de un destino (Merlín, El Rey León, Toy Story).
Es paradójico ver cómo en las historias de Disney, al contrario que en los cuentos tradicionales como posteriormente indicaremos, los finales no implican ninguna atrocidad para con los personajes malvados. La única película con final "no feliz" es Pocahontas.

Lo primero que llama la atención es la ausencia de familias completas. En la mayoría de ellas, el padre de uno de los protagonistas o bien los padres adoptivos y maestros son los referentes de los protagonistas de las películas. Como dicen Dorfman y Mattelard, esto puede deberse al que la eliminación de uno de los progenitores (que por lo general es la madre) propicia rechazar la imagen de una infancia sexualizada y por otro lado, la ausencia de relaciones de amor entre los miembros de una familia indica que todos están solos.
Es especialmente llamativo, no obstante, como la familia tradicional se perpetúa en aquellas películas donde sí aparece una familia formalmente configurada. Por ejemplo en El Rey León, La Dama y el Vagabundo o 101 Dálmatas.
"Las relaciones paternofiliales y conyugales brillan por su ausencia, y además aparecen las "eternas novias" en el caso de los personajes de Mickey y el Pato Donald, con las que mantienen relaciones un tanto ambiguas. ¿Impugnación de la familia convencional? Todo lo contrario: el matrimonio y la familia nuclear son la meta suprema, la culminación de toda aventura, y por tanto no pueden formar parte de la aventura misma; podríamos hablar, en este caso y en otros similares, de mitificación por omisión" (FRABETTI, Carlo. "El cine como instrumento de colonización cultural: Disney, el western y el musical").

En cuanto a los temas relacionados con la raza y la clase social, las películas Disney suelen identificar al malvado, al bárbaro o al menos capaz con personajes de otras razas o clases, como en Aladdin, en la que Jafar es un estereotipo de hombre árabe mientras que, como en las Barby, los personajes principales tienen rasgos occidentales. Además, al comienzo de la película, la canción "Noches de Arabia" dice:


(...) Si a Arabia tu vas no debes olvidar, que allí hay otra ley que debes cumplir si quieres vivir. (Versión España)


(...) y si allí les caes mal, te van a mutilar, ¡qué barbarie! pero es mi hogar. (Versión Hispanoamérica)

Además, en sus versiones originales en inglés y algunas en castellano, los personajes más débiles tienen acentos que denotan una clase social o racial "inferior", como el vendedor ambulante en Aladdin, las hienas y Scar en El Rey León, el cangrejo Sebastián en La Sirenita, o Hades en Hércules. Los acentos, marcadamente latinos o afroamericanos para los personajes malvados o secundarios se contraponen con el británico o el castellano normativo para los personajes principales.

Por otra parte, y sin entrar a cuestionar el papel de la mujer y el imaginario recreado por Disney, sí es conveniente resaltar que en las sucesivas películas el héroe es el hombre o el macho, por muy débiles o limitados que parecieran en su conformación inicial, ya que superan todos los obstáculos para lograr un final feliz.

Por último es muy relevante el papel que juegan en los distintos argumentos de las películas Disney la riqueza, la propiedad privada, el trabajo y los regímenes de gobierno, como queda patente en Para leer al Pato Donald y en películas como La Bella y la Bestia, Pocahontas, Aladdin, La Cenicienta o La Sirenita.

El Rey León, y Pocahontas

EL REY LEÓN

En El Rey León, además de los estereotipos de género, raza y clase social también es interesante analizar cómo se representa el orden social. Se presenta una sociedad claramente jerarquizada y se muestra esta jerarquización como el orden natural de las cosas ya que la película está ambientada en el mundo animal pero los animales están humanizados. Además, este orden social se ve como cíclico y, por tanto, imposible de cambiar. El sistema se jerarquiza en base al lugar que ocupan los animales en la cadena alimenticia, lo que refleja que el sistema económico es el determinante y el sistema político se encuentra subordinado a éste.

Haciendo referencia al trabajo realizado por LEIVA, Encarna y GONZÁLEZ, J.Luis en "Análisis de 'El Rey León'. La 'Disneylandización' social", pueden establecerse dos enfoques: el psicológico, del que se desprende un paralelismo entre la historia vital de Simba y la relación de un niño con sus progenitores desde el periodo "edípico" hasta terminar en la edad adulta tras haber superado los pertinentes conflictos.
Desde la aproximación psicológica podemos ver cómo la historia va dirigida, sobre todo, a los niños varones, que construyen su identidad del "yo" con el padre como referente y con la presencia de una figura negativa que personifica todos los valores negativos encarnados en Scar.

Desde el punto de vista antropológico, encontramos que se reproducen actitudes, valores y esquemas sociales muy tradicionales. Culturalmente, esta película es un producto genuino de la cultura central estadounidense, es decir, del grupo dominante.
La estructura de familia de El Rey León, con un padre, una madre y un hijo es la ejemplificación del modelo familiar de la cultura occidental, en el que no hay cabida para grupos familiares extensivos o figuras diferenciadas de las descritas.
En el aspecto religioso se observan claramente rasgos judeocristianos en el bautizo de Simba o en las señales en la frente y el baño de tierra o agua del nuevo miembro.
En cuanto a los estereotipos masculino y femenino, el hombre es poseedor del saber, del poder y de la fuerza y se ocupa del trabajo exterior, de los temas sociales y políticos, y es quien transmite el saber y el poder siempre a otro hombre. La mujer es débil, se ocupa del ámbito doméstico, no tiene representación social alguna y sólo es válida en cuanto que es transmisora biológica de vida.
Se da la paradoja de que, además, en los leones, las hembras son las líderes del grupo en cuanto a que son los miembros que proveen de alimentos a la manada, un aspecto que queda modificado en la película.
Los jóvenes son fuertes pero inocentes y han de aprender para llegar a la sabiduría de los mayores que, por otro lado, nunca se equivocan.

Un rasgo curioso de la película es la figura del rey, del líder, como figura hereditaria. Cuando el puesto queda vacante se produce un vacío de poder que desemboca en el caos, no solo social sino del entorno, que vuelve a recobrar el sentido cuando se entroniza al nuevo líder. No aparece ningún signo de democracia ni de participación, ni mucho menos se vislumbra la posibilidad de un ascenso social de las clases, en este caso de las especies que no están seleccionadas para el poder.

El villano en la historia, Scar, posee rasgos femeninos, se rodea de personajes intelectualmente retrasados y vive en la inmundicia. Mientras el héroe no aparece para salvar a la sociedad, como indicábamos, esta se sume en el más profundo caos.

POCAHONTAS Y LAS LOCURAS DEL EMPERADOR

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